viernes, 11 de febrero de 2011

Cambio para bien

En los años 90, a Cuba le cambió el rostro. El mundo conocido dejó de serlo. Europa abandonó su color sangre y aquí, en el barrio, comenzaron la escasez. No me extenderé en datos que casi todos recuerdan, solo diré que solo un pueblo con un gran equilibrio mental y millones de kilogramos de fe convierte una década de incertidumbres en un puñado de anécdotas. En los ´90 los cubanos subsistimos y fuimos protagonistas del cambio radical de las condiciones de nuestro país.

Pues bien, ahora Cuba cambia también, con tres premisa: el cambio a tono con nuestros tiempos, el cambio consecuente con nuestra historia e ideología, y el cambio para bien.
Construir una sociedad no es solo asunto de gobiernos y presidentes. La peluquera, el carretonero, el ama de casa y el cuentapropistas son también protagonistas de nuestra democracia. Cada cubano es un actor social, que debe funcionar para cambiar todo lo que debe ser cambiado. Ser eficientes, producir, respetar, opinar, cooperar, se conjugan en plural, y todos somos responsables por Cuba, por elevarla hasta donde debemos: allí donde reina toda la justicia. Este es nuestro tiempo, el tuyo y el mío, el tiempo de actuar y de estudiar para actuar mejor. Ese es el cambio que queremos, el que necesita la gente humilde de este país, el que nos brinda un futuro mejor, un futuro de igualdad, de bienestar económico, de seguridad. Por los cubanos de ayer, por nosotros y por los que vendrán lo debemos construir.

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