jueves, 28 de junio de 2012

Antes de CMKM


Quizás fue una tarde de esas que señorean en Banes... de las que se llenan con el sol que se ensaña con los tejados de zinc, desde el inicio de los tiempos… Quizás en una tarde como esa fue que se reunieron los padres de la CMKI, otra de las emisoras que conforman el largo camino de intentos radiales, que fructificaría, de una vez y para siempre, en nuestra CMKM.

Apretujados en uno de los cuartos del hotel Paris, nuestro simbólico Baní, a mediados de 1952, el holguinero Aristónico León Reyes y otros amigos comenzaron a gestar otra página de nuestra historia, pero poco tiempo duraría el local: Aquiles Llanos, el dueño del Baní, les pide que se marchen. Y así lo hicieron: los equipos al hombro, caminando quizás sin rumbo por las calles polvorientas, buscando acomodo a sus sueños…
La casa al lado de la legendaria cafetería El Batido fue el lugar escogido, más bien el “conseguido” por un valor de 20 pesos. La potencia del equipo transmisor era de 150 watts con una antena horizontal que atravesaba la calle Bayamo hasta el Palacio Municipal, y de seguro que los niños miraban asombrados aquella barra larga que cursaba la calle, muestra viviente de la aparente locura de unos pocos, que pronto serían muchos más
Desde Guantánamo llegaban las cartas, desde todas partes de Oriente, pero la mayor sorpresa la tuvieron aquellos radialistas de entonces, al recibir el sobre que el cartero les enviaba. Atónitos, se reunieron alrededor de la envoltura de papel, y no creían lo que veían sus ojos: la carta llegaba desde Filadelfia, Estados Unidos. Aun no se entiende como se llegó tan lejos, parece que el espacio, desde entonces, aprueba la radio en Banes, y disemina sus ondas…
Historia poderosa la nuestra, encargada de hacer valer los sueños de aquellos que una vez, vieron ante sus ojos el espectro luminoso de la Radio. Historia que se inocula a los nuevos en el momento mismo de traspasar el umbral de la planta, no el físico, porque ya varias veces ha cambiado de sede, sino el espiritual, ese que te abre los brazos y te susurra al oído, “Bienvenido, una vez aquí, nunca podrás marcharte. Podrás recorrer el mundo, podrás ver las nieves perpetuas o soportar el calor bochornoso frente a las pirámides, pero en un pequeño rincón del alma, se mantendrá latiendo el recuerdo de la CMKM, como parte indisoluble de lo que es Banes para tu corazón”
Aniversario enorme este, que ha reunido como afluentes de un río poderoso a muchas generaciones, que permite que sigamos latiendo junto a la glorieta y Palacio Municipal, junto al museo Indocubano Baní, el Panchito y el Faro de Lucrecia, como lo más autóctono de la Ensenada.

1 comentario:

  1. Cuando visito Cuba y te veo de manos con ese cacho de... me dan ganas de arquear... tan bella que eres y buena que estás... piensa en tus hijos...

    ResponderEliminar